Un espacio de transición entre huertas y vida urbana.
Si el viajero o vecino recorre Tolosa, pronto descubrirá que muchas plazas “narran” la historia de la villa. Plaza Berria no es la más antigua, ni la más ornamentada, pero su presencia sintetiza transformaciones urbanas, usos sociales y costumbres populares. Al caminar por ella —mirando sus fachadas, su kiosco, los indicios de antiguas inundaciones en sus muros— uno puede imaginar Tolosa en otros siglos: cuando las corridas de toros, los partidos de pelota o los mercados llenaban este espacio de bullicio. En esta plaza antigua-moderna convergen memoria, arquitectura y cultura viva.
La Plaza Nueva de Tolosa es testigo elocuente de la transformación experimentada en la historia de la villa y la última plaza que se construyó en la Parte Vieja. Surgió a finales del siglo XVII y principios del XVIII, en una zona cuyo nombre original era Hiribaratzeta, que en la Edad Media era una zona hortícola dentro de la muralla. Esta transformación fue clave en el devenir de la ciudad.
Desde que se convirtió en plaza, la Plaza Nueva ha tenido múltiples funciones en la vida tolosarra. Fue un importante espacio comercial desde sus inicios y escenario de todo tipo de actos y celebraciones: partidos de pelota, bailes e incluso corridas de toros.
En la arquitectura de la plaza destacan tres edificios característicos:
En la actualidad, la Plaza Nueva mantiene un carácter dinámico y se ha convertido en el centro neurálgico de Tolosa, con un ambiente intenso. Todo su entorno está lleno de bares y terrazas que se convierten en lugar de encuentro de ciudadanos y visitantes en esa histórica plaza que aúna vida social y actividad económica.
19/09/2025 | Deporte