Recientemente ha (re)abierto sus puertas el mítico Frontón, pero con un aspecto totalmente renovado. Repasamos su evolución, hasta desvelarte sus nuevos secretos.
Más allá de lo referente a la pelota vasca, el Frontón de Tolosa ha sido un icono de la villa por diversos motivos: desde su historia y evolución arquitectónica, a la importancia de su legado gastronómico de calidad.
Gran valor arquitectónico
El edificio del frontón Beotibar data de 1935, y es uno de los símbolos de la arquitectura racionalista de Gipuzkoa y fiel ejemplo de su rico patrimonio cultural. Aún hoy, después de las obras de rehabilitación, mantiene sus características originales. Puertas adentro ha cambiado de aspecto, aunque antes destacaba su estilo de Art-Decó modernista.
El gran templo de la alubia
En la década de los 90, de la mano de Roberto Ruiz –anterior regente del Restaurante Frontón y actual cocinero de Hika Txakolindegia–, el Frontón se erigió como referente gastronómico de Gipuzkoa. Fue de los primeros restaurantes en poner en valor la Alubia de Tolosa configurando un menú a su alrededor. Se hizo valer del Mercado de Tolosa, para ofrecer platos de la más alta calidad, elaborados con productos de temporada. Esto convirtió al Frontón en una visita obligada para visitantes amantes del buen comer.
Un punto de encuentro
Durante décadas el Frontón albergó fiestas, conciertos y galas de todo tipo. Pero más allá de todo ello, ha sido un punto de encuentro intergeneracional.
Incluso en los días grandes, como en el carnaval, siendo escenario de las parodias más originales que se recuerdan, obras del conocido decorador Iñaki Goikoetxea: desde el Empire State, a King Kong sus trabajos han sorprendido a tolosarras y visitantes.
Un restaurante donde compartir
Tras varios años de cierre por trabajos de reacondicionamiento, el ayuntamiento ha adjudicado la explotación del restaurante a Egoitz Goikoetxea y Sonia Tapia, que se han puesto como objetivo seguir haciendo del Frontón un referente gastronómico.
El ‘nuevo’ Frontón se divide en cuatro espacios. La parte inferior es un espacio donde compartir y socializar ‘picoteando’ (MOTZ). En la planta superior (LUZE) se amplía la oferta con más platos de temporada y un menú del día de exquisita elaboración: desde un revuelto de hongos, a una crema de marisco con tartar de gambas o un chuletón al más puro estilo tolosarra. Y, claro, no faltará la alubia de Tolosa: ¡la ofrecen todos los días!
En el exterior, dispone de una terraza de estilo chill out, al aire libre, donde es posible degustar todo tipo de aperitivos y cócteles. Y a pie de calle, también dispone de numerosas mesas. Los domingos por las tardes sirven hasta ¡churros con chocolate!
Más allá del placer de degustar su variada carta, una visita al Frontón es una experiencia per se. Uno de sus rincones esconde una selección de carteles de eventos significativos de Tolosa. Ese mismo txoko sirve esporádicamente de escenario de conciertos.
También dispone de un ventanal donde poder ver el interior del frontón: ¡Tal vez estés de suerte y puedas disfrutar del espectáculo de la pelota en vivo! Y hablando de pelota…es curiosa la forma de entregar la cuenta: lo hacen en el interior de una pelota de tenis, al igual que los tradicionales corredores de apuestas de los partidos de pelota.
Te lanzamos la pelota con una invitación: ¿te vienes de visita?