Se puede decir que la Plaza Nueva es fiel ejemplo de la transformación que ha vivido Tolosa a lo largo de su historia. Fue la última plaza que se construyó dentro de lo que es la Parte Vieja, por eso se le conoce como Plaza Berria o Plaza Nueva.
Ocupó la zona denominada como Hiribaratzeta, y es que durante el medievo, era zona de huertas muralla adentro. Hablamos de finales del siglo XVII y comienzos del XVIII. Al convertirse en plaza, se volvió en espacio comercial y hasta llegó a albergar festejos, como partidos de pelota, danzas, o incluso corridas de toros.
Justamente, el edificio de la cara norte, el que tiene un reloj en lo más alto, se conocía como Casa Toriles, por ser lugar donde se guardaban los toros. Aún así, no es este el edificio original de Toriles, ya que al realizar unas obras para ampliar la plaza en el siglo XIX, la reconstruyeron unos metros más atrás.
Al otro lado, destaca el edificio de Abastos, que sería la segunda casa consistorial, y después alhóndiga. Llegó a tener espacio para casi 50 puestos del mercado. Ahora, en cambio, es una guardería infantil.
Y, cómo no, el kiosko. Merece la pena subir las escaleras y alzar la vista, para contemplar su colorido techo, con murales realizados por el artista tolosarra Iñaki Epelde en el 2002.
Hoy en día, es escenario de diversos conciertos, como los del festival Tolosandblues.
En el pequeño pasadizo que hay frente a esas escaleras del kiosko, están marcados los niveles a los que llegó el agua en las riadas que han inundado Tolosa en más de una ocasión. ¿Solo el hecho de imaginarse que el agua llegó hasta esos niveles produce una sensación de ahogo, verdad?
Al edificio que forma el túnel, se le conoce como la Casa de las Damas, y era el emplazamiento de otra de las puertas de acceso a la Tolosa amurallada, la que daba al canal Erretengibel.
Por ahí saldremos a la calle Rondilla, y nos dirigiremos a la Plaza Euskal Herria, siguiendo el sentido del tráfico.